Sección: EXPERIENCIAS DE VIDA

Autora Lucía Ríos Sánchez

 

 

Tengo una enfermedad rara, y sí, digo rara y no poco común porque no creo que ser raro sea algo negativo, además, ¿Por qué usar la definición cuando puedo usar la palabra correcta?

Las personas como yo, con malformaciones físicas que  se salen de lo común, tenemos que soportar a diario las miradas curiosas, muchas de ellas de asco o morbo, de las personas que, con muy poca delicadeza, pueden pasarse los 20 minutos o más de viaje en metro con la mirada clavada sobre ti. Lo entiendo, el ser humano es curioso por naturaleza y debe ser así, ya que eso es lo que nos hace evolucionar, pero una cosa es curiosidad y otra morbo. Lo peor de todo es que, cuando les explicas a tus familiares y amigos lo incomodo y doloroso que es, te dicen que: ”es normal, no les hagas caso, que miren, tú ve a lo tuyo”.

Qué fácil es hablar, me gustaría saber que sienten ellos al aguantar la mirada fija con cara de morbo, como si estuvieran en un circo de “freaks”, de algunos viajeros durante todo un trayecto de metro. Porque, ¿A quién no le molesta que un desconocido se le quede mirando fijamente durante minutos? Esas miradas se suceden una tras otra conforme vas cambiando de lugar, la calle, la panadería, una sala de espera… Ves algún codazo porque un amigo avisa a otro para que mire o la frasecita en el oído y posterior giro con mirada de sorpresa y respuesta, también en el oído.

Yo tengo que entender que el mundo se sorprenda por mi aspecto, pero ellos no tienen porque entender que a mí me pueda molestar o doler esas miradas diarias y continuas desde que sales de la puerta de tu casa.

Lo que no sabe toda esa gente es que somos superhéroes, sí, lo somos, superamos situaciones que la mayoría de las personas no soportarían. Sí, somos como los superhéroes de un comic de Marvel, padecemos de una mutación genética que nos provoca la enfermedad, así que somos mutantes, somos X-men. Nuestros poderes no son tan espectaculares como los de un personaje de comic, pero salimos todos los días a la calle con una sonrisa y hacemos una vida lo más normal posible pese a las dificultades que sufrimos.

El rechazo de la sociedad en general es cruel, somos personas con sentimientos, yo no elegí esto, igual que vosotros no elegisteis ser rubios, bajitos o calvos.

Hay muchas más dificultades en las que no voy a entrar, solo os quiero pedir una cosa: Si alguna vez os cruzáis con un mutante como yo y no podéis evitar mirarle porque tenéis curiosidad, sonreírle cuando crucéis la mirada, pero no con pena o compasión, si no con complicidad y amabilidad, y luego seguid a lo vuestro, nosotros entendemos que no podéis evitar mirar.

Y pensad que ser raro o diferente no es malo, la diversidad es riqueza. Y hablando de riqueza, la riqueza personal y humana que me ha dado el tener una enfermedad rara no tiene precio.

Y a vosotros, los que sois como yo: SOMOS SUPERHÉROES, NO LO OLVIDÉIS NUNCA.