¿Alguna vez te has preguntado por qué te sudan las palmas de las manos durante una situación angustiosa o de terror? Según neurocientíficos del Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia (Cuimc, por sus siglas en inglés) y de la Universidad de California en Estados Unidos, se debe a la activación de células de ‘ansiedad’ identificadas en el cerebro.
Los investigadores, cuyo trabajo se ha publicado en la edición digital de Neuron, hallaron las células en los cerebros de los ratones, dentro de una estructura llamada hipocampo. “Llamamos a estas ‘células de ansiedad’ porque solo se activan cuando los animales están en lugares que son inherentemente atemorizantes para ellos. Para un ratón, es un área abierta donde están más expuestos a los depredadores o una plataforma elevada”, ha manifestado Rene Hen, profesor de Psiquiatría de Cuimc.
Aunque se ha identificado que muchas otras células en el cerebro desempeñan un papel en este desasosiego, las que han sido detectadas en este estudio son las primeras que se sabe que representan el estado de ansiedad, independientemente del tipo de entorno en el que se provoca la emoción.
“Ahora que hemos encontrado estas células en el hipocampo, se abren nuevas áreas para explorar ideas de tratamiento que no sabíamos que existían antes”, ha expresado la autora principal de la investigación Jessica Jiménez, estudiante de doctorado en el Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia (Nueva York).
Por su parte, el profesor y presidente de Psiquiatría del Cuimc ha matizado que “este hallazgo muestra cómo la investigación traslacional, utilizando técnicas de ciencias básicas en modelos animales, puede dilucidar la base subyacente de las emociones humanas y los motivos de los trastornos mentales, señalando así el camino para el desarrollo del tratamiento”.
Concepto: ansiedad saludable
Si algo han indicado los expertos es que la ansiedad es normal y crítica para la seguridad de un animal, ya que se trata de una respuesta emocional a una amenaza distante. La apuesta segura es evitar esos entornos, por lo que la angustia comienza en conductas de evitación. Cuando las personas sobreestiman las amenazas, la angustia se convierte en un problema. Por ello, para entender cómo funcionan estos trastornos, los científicos han estado analizando ratones para descifrar cómo el cerebro procesa la ansiedad saludable.
“Queríamos entender dónde se codifica la información emocional que entra en la sensación de ansiedad en el cerebro”, ha explicado Mazen Kheirbek, profesor asistente en Cuimc. El hipocampo juega un papel en la capacidad del cerebro para formar nuevos recuerdos y para ayudar a navegar a través de entornos complejos.
Asimismo, estudios recientes han implicado al hipocampo en la regulación del estado de ánimo y han demostrado que alterar la actividad cerebral en la parte ventral del hipocampo puede reducir la ansiedad. También se sabe que el hipocampo envía señales a otras áreas del cerebro, la amígdala y el hipotálamo, que se ha demostrado que controlan el comportamiento relacionado.