La técnica CRISPR-Cas9 de edición del genoma, conocida como el ‘corta-pega genético’, ha sido utilizada por primera vez con éxito para desactivar un gen defectuoso implicado en el desarrollo de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), con lo que se conseguiría prolongar la esperanza de vida de los afectados hasta en un 25%, según un estudio publicado en la revista Science Advances.
Estas pruebas, desarrolladas por científicos de la Universidad de California en Berkeley (Estados Unidos), se han llevado a cabo en ratones portadores del gen defectuoso, a los que el uso de esta tecnología retrasó el desgaste muscular que caracteriza a la enfermedad.
Los roedores fueron diseñados para expresar un gen humano mutado que en humanos causa aproximadamente el 20% de todas las formas heredadas de la enfermedad y alrededor del 2% de todos los casos de ELA en todo el mundo.
Aunque en todos los casos no se conoce un origen genético, la enfermedad se caracteriza por lamuerte prematura de neuronas motoras en el tronco encefálico y la médula espinal, que son las que permiten al cerebro controlar los músculos, por lo que su pérdida deteriora esa conexión.
«Ser capaz de rescatar las neuronas motoras y el control de la neurona motora sobre la función muscular, especialmente del diafragma, es crítico no sólo para salvar a los pacientes, sino también para mantener su calidad de vida«, ha reconocido David Schaffer, profesor de química e ingeniería biomolecular y uno de los autores del estudio.
Hasta dos años más de esperanza de vida para los afectados por la ELA
Este experto y su equipo utilizaron un virus diseñado específicamente para buscar sólo neuronas motoras en la médula espinal y entregar un gen que codifica la proteína Cas9 en el núcleo. Allí, el gen se tradujo en la proteína Cas9, una tijera molecular que cortaba y desactivaba el gen mutado responsable de la ELA.
En este caso, el Cas9 se programó para anular el gen mutado SOD1(superóxido dismutasa 1), y de esta forma consiguieron retrasar casi cinco semanas el inicio de la enfermedad. Además, los ratones vivieron un mes más que el resto, lo que en humanos podría traducirse a un aumento de supervivencia de un par de años.
Además, los investigadores encontraron que, al morir, las únicas neuronas motoras supervivientes en los ratones eran las que habían sido «infectadas» con el virus y contenían la proteína Cas9, ha apuntado Thomas Gaj, director del estudio que ahora trabaja en la Universidad de Illinois.
Primer paso para una cura
«El tratamiento no hizo normales a los ratones con ELA y aún no es una cura«, ha apuntado Schaffer, que no obstante considera un primer paso para usar esta técnica e ir mejorando poco a poco los tratamientos. Uno de los desafíos pendientes sería eliminar la mutación SOD1 en otras células cerebrales y de la médula espinal que soportan las neuronas motoras.
De hecho, el equipo de Schaffer está diseñando una versión del virus altamente modificado para que entregue el gen Cas9 a dos tipos de células gliales, los astrocitos y los oligodendrocitos, que parecen eliminar las neuronas motoras vecinas.
«En este caso sería bastante optimista, pues si somos capaces de eliminar SOD1 no solo en las neuronas sino también en los astrocitos y la neuroglia de soporte, creo que vamos a ver extensiones de vida realmente largas«, ha explicado.
Asimismo, también trabajan en un interruptor de autodestrucción para la proteína Cas9 de modo que, una vez que destruya el gen SOD1, pueda eliminarse de la célula para no modificar accidentalmente otros genes o desencadenar una reacción inmune.