Niños y adolescentes

Los criterios diagnósticos descritos anteriormente han demostrado ser muy válidos en el diagnóstico de NF1 en adultos. En la infancia, sin embargo, hay que considerar lo siguiente:

  • Sólo el 50% de los niños con NF1 y sin historia familiar positiva de la enfermedad cumplen los criterios de diagnóstico al año de vida, dado que muchas manifestaciones van apareciendo con la edad.
  • Los niños que han heredado la enfermedad de un progenitor afectado, suelen diagnosticarse durante el primer año de vida, ya que solo es necesario un signo clínico más para confirmar el diagnóstico. El signo adicional que se presenta más frecuentemente es la existencia de manchas café con leche.
  • Un diagnóstico definitivo de Nf1 con los criterios descritos puede hacerse en la mayoría de los niños en torno a los 3-5 años de vida y en el 95% de los casos a los 6-8 años.
  • Aproximadamente el 75% de los pacientes que se presentan con 6 o más manchas café con leche acabarán diagnosticándose de NF1 (el 76% cumplirán criterios de NF1 a los 4 años, el 94% a los 6 y prácticamente todos a los 8 años), siendo la presencia de efélides o pecas axilares o inguinales la segunda característica más frecuente utilizada para hacer el diagnóstico en la mayoría de ellos.

Generalmente los niños suelen presentar manchas café con leche como manifestación inicial, a veces al nacimiento, y tienden a aumentar en número y tamaño a lo largo de la infancia, siendo el signo más frecuente en NF1. Las efélides o pecas en pliegues (75%-90% de los afectados) suelen aparecer entre los 3-5 años de vida.

Los neurofibromas plexiformes están presentes en el 25%-58% de los individuos con Nf1, generalmente se desarrollan en la infancia y pueden pasar desapercibidos en estadios precoces al manifestarse solamente como aumento del tejido blando o una zona de hiperpigmentación solamente. Los neurofibromas dérmicos suelen aparecer durante la pubertad, estando presentes en casi todos los pacientes adultos.

La displasia tibial y del ala del esfenoides, si existen, suelen ser congénitas. Los nódulos de Lisch, sólo los presentan el 30% de los niños menores de 6 años y la mayoría de los pacientes mayores de 20 años; generalmente se desarrollan en la etapa precoz de la adolescencia. Los gliomas del nervio óptico se dan hasta en un 15% de los niños con NF1 y predominantemente antes de los 6 años aunque cada vez hay más casos descritos en pacientes postpuberales.

Un tercio de los mismos son sintomáticos y sólo un 5% ocasionan problemas graves del tipo de pérdida visual, proptosis grave y/o hidrocefalia. Existe una gran variabilidad clínica entre los pacientes incluso dentro de la misma familia.

Al hablar de la NF2, por lo general la mayor parte de los casos se suelen diagnosticar a partir de los 20-25 años. Teniendo en cuenta los síntomas, el 30% de los afectados presentan alguno de ellos durante la infancia y aproximadamente el 50% antes de los 20 años. Por tanto, no es frecuente el diagnóstico durante la infancia.

El diagnóstico en la edad adulta suele estar promovido por una pérdida de la audición debido a los signos neurológicos. En el caso del diagnóstico en niños las primeras manifestaciones suelen ser las cutáneas y oculares.

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